jueves, 15 de septiembre de 2016

EL ARANÉS, LA LENGUA DE LOS PIRINEOS




Baqueira-Beret


I auie un còp ua polida mainada qu’ère estimada per toti aqueri que la coneishien, mès sustot pera sua mair-sénher. Era vielha hemna li auie regalat ua capa de color vermelh que li agradaue fòrça e tostemp la portaue dessús. Per aquerò era gent la cridaue Capucheta Vermelha.

[“Había una vez una bonita niña que era querida por todos aquellos que la conocían, pero sobre todo por su abuela. La vieja mujer le había regalado una capa de color rojo que le gustaba muchísimo y siempre la llevaba encima. Por ello la gente la llamaba Caperucita Roja”]

El texto anterior, el comienzo del cuento Caperucita Roja,  está en aranés, la gran desconocida de las lenguas que, además del castellano, tienen carácter oficial en alguna Comunidad Autónoma española. 

El aranés es una variante del gascón, el cual a su vez es un dialecto del occitano, la lengua romance que se desarrolló y se habla, con diversas modalidades, en todo el sur de la actual Francia, desde el Atlántico hasta Provenza. El aranés se habla, como se puede deducir de su nombre, en el Valle de Arán (catalán, Vall d’Aran; aranés, Val d’Aran). Si cogen ustedes un mapa de Cataluña, verán en la esquina superior izquierda una especie de “cuña” que parece querer incrustarse en territorio francés. Esa cuña es Arán, un valle pirenaico cuyo territorio cae en su mayor parte en la cuenca hidrográfica del Garona, un importante río del sur de Francia que atraviesa la región de Gascuña, aunque una pequeña parte del mismo pertenece a la cuenca del Ebro, pues es donde nace uno de sus afluentes, el Noguera Pallaresa. En algún momento de la Antigüedad el euskera debió de hablarse por estas tierras, pues se considera que la propia palabra Aran procede de dicha lengua. Aran o haran es la palabra vasca para “valle”, por lo que el topónimo aludiría, simplemente, a la realidad geográfica a la que da nombre.  Por tanto, cuando decimos valle de Arán estamos cometiendo una pequeña tautología sin saberlo, pues estamos diciendo “valle del Valle”.



Situación del valle de Arán en Cataluña


Aislado entre montañas, el valle ha conservado sus límites e instituciones propias durante siglos y actualmente tiene una población de unos 10.000 habitantes. Tras pasarse toda la Edad Media disputado entre condados vecinos (Pallars, Ribagorza, Cominges) y casas reales de la época (rey de Francia, rey de Aragón, rey de Mallorca...), en 1411 los araneses decidieron unirse al Principado de Cataluña. Antes y después de esa unión los franceses siguieron erre que erre invadiendo el valle de vez en cuando. La última de estas invasiones fue en época napoleónica, cuando Bonaparte agregó la Val d’Aran al departamento de Haute-Garonne (Alto Garona) en 1810, pasando de nuevo a manos españolas en 1815. En 1833, con la nueva división provincial diseñada por Javier de Burgos, Arán fue incorporada a la provincia de Lleida, y fue suprimida la que durante siglos había sido su institución de autogobierno propia, el Conselh Generau d'Aran, o “Consejo General de Arán”. Curiosamente, ni siquiera Felipe V había eliminado dicho Consejo con el Decreto de Nueva Planta por el que se suprimían los fueros e instituciones catalanas y aragonesas.

El Conselh Generau fue restituido en las elecciones de 1991, tras la ley de la Generalitat de Cataluña aprobada el año anterior. También en 1990 se declaró el aranés lengua cooficial en el valle, pero en 2010 el Parlament de Cataluña decretó la oficialidad del aranés no sólo en el valle, sino en todo el Principado. Dentro de la divisón territorial de Cataluña en comarcas, la Val d’Aran tiene carácter de entitat territorial singular con mayor nivel de autonomía que el resto de comarcas. Desde los años 80, la misma política educativa de inmersión lingüística en los colegios que se sigue en el resto de Cataluña con el catalán, se sigue en Arán con el aranés. La forma oficial de los topónimos es la aranesa; por ejemplo, Vielha, la capital, aparece escrita en todos los documentos oficiales, carteles, etc. con –lh-, respetando la grafía occitana que equivale a la doble ll del catalán o del castellano. 



Monumento a la lengua aranesa en Vielha, levantado en 2008. 
Al pie puede leerse la cita del Premio Nobel occitano Frederic Mistral: 
"Qui ten era lengua, ten era clau" ("Quien tiene la lengua, tiene la calve")


Que la lengua propia de la Val d’Aran sea una variedad del occitano no es extraño si además de su peculiar situación geográfica tenemos en cuenta que, a pesar de sus vaivenes históricos y de su pertenencia a Cataluña durante siglos, el valle ha conservado vínculos y relaciones de todo tipo con la Gascuña. De hecho, en la organización eclesiástica perteneció al obispado de Cominges hasta 1805, año en que pasó al obispado de La Seu d’Urgell.  

En cuanto a la pervivencia de la lengua, y según fuentes de IDESCAT (Institut d’Estadística de Catalunya), la población de la Val d’Aran declara: 
  • Saber escribir aranés: 26,9%
  • Saber leer aranés: 58,4%
  • Saber hablar aranés: Un 62,2%
  • Entender aranés: 88,9%

Estos datos contrastan con los de la Occitania francesa, donde sólo un 16% de la población declara hablar occitano. La Val d’Aran es, por tanto, la zona de habla occitana donde más vivo se encuentra y mejor se conserva este idioma.


Letreros en aranés

¿Cómo se lee el aranés? Si va usted alguna vez por el valle de Arán, visita Vielha o se decide a esquiar en Baqueira-Beret, verá en los carteles y paneles informativos, por todo el valle, palabras en aranés y se encontrará con grafías poco habituales en el resto de lenguas del estado. Aquí le ofrecemos una pequeña guía de lectura y pronunciación, no exhaustiva, de esta lengua: 

  • o: la o se pronuncia siempre como /u/, pero cuando lleva acento grave, se pronuncia como una o abierta (/ɔ/ en transcripción fonética), igual que en catalán. Por ej. Catalonha /kata’luɲa/; piòisha /’piɔ∫a/, "pico". 
  • La u, cuando no forma diptongo con otra vocal, se lee como la u francesa (o la ü alemana), sonido que en transcripción fonética representamos como /y/; ej. lua /’lya/, “luna”.  Salardú /salar’dy/ (nombre de una localidad). Si forma diptongo, se pronuncia como en castellano: mau /mau/, “malo”. 
  • La e, cuando lleva acento grave, è, se pronuncia como una e abierta, /ɛ/ , igual que en catalán o francés; ej. castèth /kas’tɛt/, “castillo”. Si no lleva acento, o lo lleva agudo, se pronuncia /e/.
  • Lh se pronuncia como en portugués o como la doble ele del catalán y del castellano no yeísta: Vielha (la capital del valle) /bieʎa/. 
  • Nh se pronuncia también como en portugués, esto es, como la ñ castellana o el grupo ny catalán: Catalonha /kata'luɲa/. 
  • Ch se lee como en castellano.
  • Las letras g y j y los grupos tg y tj se leen como en catalán. Ej. Conselh Generau /kun’seʎ ʒene’raw/, “Consejo General”; hormatge /ur'madʒe/, “queso”. 
  • Sh a principio de palabra y –ish- en medio o al final, se lee como la ch del francés, la sh del inglés o la x del catalán, gallego y vasco, sonido que en transcripción fonética se representa como /ʃ/; peish /peʃ/, “pez”. 
  • La h- procedente de f- inicial latina, mientras en el resto del gascón se pronuncia con una leve aspiración, en aranés es muda: huec /wek/, “fuego”.
  • La –n y la –r finales de palabra no se pronuncian: occitan /utsi’ta/, “occitano”; camin /ka’mi/, "camino"; arrir /arrí/, "reír".
  • El occitano tiene también la misma diferencia entre “s” sorda y “s” sonora que encontramos en francés y en catalán, de forma que casa en aranés se pronuncia /’kaza/, haciendo que la s vibre como cuando en francés decimos poison.
  • Th se usa mucho a final de palabra como resultado de la evolución del grupo LL latino. Se pronuncia /t/, aunque en algunas localidades del valle la pronuncian como la ch castellana: castèth /kas’tɛt/ (en algunas localidaes /kas’tɛt∫/

Eso en cuanto a su ortografía. Pero, ¿cuáles son las características propias del aranés, los rasgos que a hacen a éste una lengua diferente del resto de lenguas romances? Veamos algunos:

  • F- inicial latina pasa a h-: latín focus > gascón huec, lat. ferrum > gasc. hèr, "hierro". Como hemos dicho, esta h- conserva la aspiración en gascón, pero no en aranés. Sí, este fenómeno también es castellano (farina > harina) y se supone que tanto en gascón como en la lengua de Castilla se debe a un sustrato vasco, pues el euskera antiguo carecía del fonema /f/. 
  • El grupo latino LL da –r- en posición intervocálica y –th en posición final, y así la forma para el artículo determinado masculino singular, procedente del demostrativo latino ille, da eth ante consonante, pero er ante vocal. La forma femenina es era (< lat. illa). En aranés (pero no en el resto del gascón), los artículos plurales eths, eras se han reducido a es para ambos géneros.
  • La –n- intervocálica se pierde: lat. luna > gasc. lua, "luna"; lat. farina > gasc. haria, "harina"
  • La –l a final de palabra vocaliza en –u: lat. mel, gasc. mèu, “miel”; lat. malum > gasc. mau, “malo”. 
  • Las palabras que comienzan por r- suelen agregar en gascón una a-. Lat. ridere > gasc. arrir, “reír”; lat. recognoscere, gasc. arreconéisher, “reconocer”. Este fenómeno de agregar una vocal a las palabras que empiezan por r- no deja de ser curioso si observamos que no es habitual en las lenguas romances (aunque pueda haber algún caso excepcional), pero sí en los préstamos del latín al euskera: lat. regem > euskera errege, "rey". 
  • La –r- en medio de palabra puede sufrir metátesis (esto es, cambio de lugar): lat. capra > gasc. craba, “cabra”; lat. vesper > gasc. vrespe, “tarde”.
  • Una de las diferencias del aranés respecto al gascón de Gascuña es la terminación –as, que en gascón se conserva así, pero en aranés pasa a –es, como en catalán: gasc. hemnas, “mujeres”, aranés hemnes; gasc. pèiras, “piedras”, aranés pèires.
  • La –b- intervocálica latina da –v- en gascón (como en catalán), pero en aranés se vocaliza en –u-: lat. cantabas, gasc. cantavas, aranés cantaues.


Para finalizar, les dejo el enlace a la interpretación que la cantante aranesa Aidé Sans hace de Aqueres Montanhes, "Aquellas montañas", el himno oficial de la Val d’Aran. 


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